Hagan clic aquí para descargar una versión pdf de esta liturgia para imprimir.
Liturgia de la Palabra – 20° Domingo del Tiempo Ordinario
Himno
Caminaré
Escuchen el canto en YouTube aquí
Caminaré en presencia del Señor.
Caminaré en presencia del Señor
Amo al Señor, porque escucha mi
Voz suplicante,
Porque inclina su oído hacia mí
El día que lo invoco.
Me envolvían redes de muerte,
Caí en tristeza y en angustia.
Invoqué el nombre del Señor;
“Señor, salva mi vida”.
El Señor es benigno y justo,
Nuestro Dios es compasivo.
El Señor guarda a los sencillos,
Estando yo sin fuerzas me salvó.
Alma mía, recobra tu calma,
Que el Señor fue bueno contigo.
Arrancó mi alma de la muerte,
Mis ojos de las lágrimas,
Mis pies de la caída.
Juan A. Espinosa, ℗ 2011 OCP. Usado con permiso.
Introducción
Todos se persignan con la señal de la cruz diciendo, “En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”.
Líder: Alabemos a Dios, quien llena nuestros corazones y nuestro hogar con la paz.
Bendito sea Dios por siempre.
Todos responden: Bendito sea Dios por siempre.
Canten o reciten el Gloria juntos:
Gloria a Dios en el cielo,
y en la tierra paz a los hombres que ama al Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos,
te damos gracias,
Señor Dios, Rey celestial,
Dios Padre todopoderoso.
Señor, Hijo único, Jesucristo;
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre;
tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica;
tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros;
Porque sólo tú eres Santo,
sólo tú Señor,
sólo tú Altísimo, Jesucristo,
con el Espíritu Santo
en la gloria de Dios Padre.
Amén.
Líder: Oremos.
Señor Dios, que has preparado
bienes invisibles para los que te aman,
infunde en nuestros corazones el anhelo de amarte,
para que, amándote en todo y, sobre todo,
consigamos tus promesas,
que superan todo deseo.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios por los siglos de los siglos.
Lecturas
Se recomienda que alguien que no sea el líder proclame las lecturas del día de una Biblia. De lo contrario, las lecturas diarias se pueden encontrar en http://www.usccb.org/bible/lecturas/.
Primera Lectura: Isaías 56, 1.6-7
Salmo Responsorial: Salmo 66, 2-3. 5. 6 y 8
Respuesta (todos juntos): Que te alaben. Señor, todos los pueblos
Ten piedad de nosotros y bendícenos;
vuelve, Señor, tus ojos a nosotros.
Que conozca la tierra tu bondad
y los pueblos tu obra salvadora.
Respuesta (todos juntos): Que te alaben. Señor, todos los pueblos.
Las naciones con júbilo te canten,
porque juzgas al mundo con justicia;
con equidad tú juzgas a los pueblos
y riges en la tierra a las naciones.
Respuesta (todos juntos): Que te alaben. Señor, todos los pueblos.
Que te alaben. Señor, todos los pueblos
que los pueblos te aclamen todos juntos.
Que nos bendiga Dios
y que le rinda honor el mundo entero.
Respuesta (todos juntos): Que te alaben. Señor, todos los pueblos.
Segunda Lectura: Romanos 11, 13-15. 29-32
Evangelio (Todos se ponen de pie para la lectura del Evangelio. Un laico omite el saludo, “El Señor esté con ustedes” y procede a “Una lectura del santo Evangelio según San…”): Mateo 15, 21-28
Reflexión sobre las lecturas
Esta semana tenemos una reflexión del Diácono Brett Mills, quien sirve en la Parroquia Santísima Madre en Owensboro:
El extranjero será llevado a la salvación, la gente de todas las naciones ejercerá la capacidad de alabar a Dios, habrá quienes siempre serán gentiles en nuestras prácticas que demostrarán la clase de fe que debe inspirarnos. ¿No es todo eso la mejor de la Buena Nueva? Si somos honestos con nosotros mismos, debemos admitir que a veces todos sentimos celos y actuamos como si la invitación abierta de Dios a la rectitud salvadora echa a los perros nuestro sentido de “nosotros estuvimos aquí primero” y “esto se nos ha prometido”.
Sí, por supuesto, Dios quiere que tengamos un fuerte sentido de identidad que viene de una práctica católica devota que se integre en la forma en que vivimos todos los días. Sí, por supuesto, Dios quiere que sepamos que la promesa de la historia de la salvación fue, es y será para nosotros en y como la Iglesia practicante. Al mismo tiempo, estamos llamados a disfrutar de nuestra devota identidad y puesto prometido con el entendimiento – realmente la responsabilidad – de amar como si ni nuestra identidad ni tampoco nuestra prioridad nos dieran el derecho de tratar a cualquier otro ser humano de una manera que lo excluya de la invitación de Dios. Estamos tentados de actuar bajo la ilusión de exclusión. Sin embargo, si actuamos para excluir a alguien de la dignidad que todas las personas tienen como redimidos a su imagen creada de Dios, le estamos diciendo a Dios: “No” desde el principio. “¡No puedes invitar a este!” Eso no es disfrutar de nuestro lugar identificado en el plan de Dios. En cambio, es un intento de tomar el lugar de Dios y hacer un plan por nosotros mismos.
Dios verdaderamente invita a todos a la salvación. La vida, muerte y resurrección de Jesucristo, la invitación misma, es para todos. Lamentablemente, la invitación de Dios no será aceptada por todos. Solamente Dios sabe quién no lo hará y por qué. Todos podemos vivir correctamente como si nos hubieran dado un botón de “Jesús” y nos hubieran enviado a un salón llena de personas para encontrar y honrar a otra persona designada con el mismo botón de “Jesús” en ese salón. Descubrimos al entrar en ese salón que todos llevan un botón de “Jesús” como el nuestro. Para cumplir fielmente la tarea, tenemos que honrar a todos en ese salón, probablemente descubriendo que alguien nos honrará por la misma razón. Una vez que la realidad de esa situación se establece, nuestras suposiciones sobre los demás y los celos por nuestro propio bien pueden realmente desvanecerse en la alegría que espera para todas las personas en ese salón.
Consideren dos cosas que hace Jesús en el Evangelio de esta semana. Desafía a la mujer cananea con la actitud típica de la cultura judía hacia sus orígenes, como si ella no fuera mejor que un perro. Cuando ella persiste en suplicarle fielmente, él la llama “mujer”, el mismo término que, en el Evangelio de Juan, usa para dirigirse a su propia madre, María. La fe, y el reconocimiento humano de la fe, siempre serán desafiados por actitudes que debemos tener en cuenta y enfrentar. Cuando la fe insiste en permanecer fiel, sin importar el origen o la presunción, la fe debe ser invitada, bienvenida y dada la oportunidad, en otras palabras, honrada, de la manera más alta a nuestra disposición.
Además, también puede encontrar reflexiones en inglés en video de la USCCB sobre las lecturas aquí: http://www.usccb.org/bible/reflections/.
Tomen un período de silencio para reflexionar sobre la Palabra de Dios. A lo mejor les gustaría hacer las siguientes preguntas:
¿Qué palabra o frase toca su corazón?
¿Cómo pueden aplicar este mensaje a su vida diaria?
Oración de los fieles
Líder: Demos gloria al gran Dios, presentando nuestras necesidades con confianza.
Ustedes o los miembros de su familia pueden ser invitados a decir sus intercesiones en voz alta, a lo que todos responden: “Señor, escucha nuestra oración”. Sería bueno incluir una oración por el fin de la pandemia del coronavirus y un regreso a la Eucaristía dominical pública.
Líder: Dios de infinita misericordia, escucha las oraciones de tu pueblo, que alaba todas las cosas buenas que vienen de ti, por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Respuesta: Amén.
Comunión espiritual
Creo, Jesús mío,
que estás real y verdaderamente presente
en el Santísimo Sacramento del Altar.
Te amo sobre todas las cosas
y deseo, en este momento, recibirte sacramentalmente,
más ya que no puedo
hacerlo sacramentalmente,
ven, por lo menos, espiritualmente a mi corazón.
Te abrazo como si ya estuvieras ahí, y me uno completamente a ti.
No permitas que me separe de tí. Amén.
Acto de Acción de Gracias
Hagan una oración de acción de gracias. Esta puede ser su propia oración personal de acción de gracias, un cántico de alabanza de las Escrituras, o pueden elegir uno de los siguientes Salmos: Salmo 100; Salmo 113; Salmo 118, 1-4. 19-29; Salmo 136; Salmo 150
Rito de conclusión
En solidaridad con nuestra diócesis, aquí podrían incluir la oración del Papa Francisco a María por la protección contra el coronavirus encontrada al comienzo del Suplemento de Oración de la Diócesis de Owensboro.
Líder: El Señor nos bendiga, y nos guarde de todo mal, y nos lleve a la vida eterna.
Todos se persignan con la señal de la cruz.
Respuesta: Amén.
Como una opción aquí, podrían agregar “Démonos un signo de la paz” extendiendo un signo de la paz de Cristo a sus seres queridos mediante un abrazo, un beso o lo que sea más apropiado para su situación.
Himno
Un Mandamiento Nuevo
Pueden escuchar el canto en YouTube aquí
Un mandamiento nuevo nos da el Señor,
que nos amemos todos como nos ama Dios.
La señal de los cristianos
es amarnos como hermanos.
Perdonemos al hermano
como Cristo nos perdona.
Donde existe amor fraterno
Cristo está y está su Iglesia.
Amar es estar al lado
del que es pobre y olvidado.
En la vida y en la muerte
Dios nos ama para siempre.
Dominic MacAller, ℗ 2011 OCP. Usado con permiso.
Extractos de la traducción al español del Misal Romano, tercera edición © 2014, USCCB – Conferencia Episcopal Mexicana. Todos los derechos reservados.
Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Usado con permiso. Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este texto puede reproducirse por ningún medio sin permiso por escrito del propietario de los derechos de autor.