33° Domingo del Tiempo Ordinario

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Liturgia de la Palabra

33° Domingo del Tiempo Ordinario

Himno

 

Vamos Cantando al Señor

            Escuchen el canto en YouTube aquí

 

¡Vamos cantando al Señor!

¡Él es nuestra alegría!

 

La luz de un nuevo día,

venció la oscuridad,

que brille en nuestras almas,

la luz de la verdad.

 

La roca que nos salva,

es Cristo, nuestro Dios.

Lleguemos dando gracias,

a nuestro Redentor.

 

Los cielos y la tierra,

aclaman al Señor.

Ha hecho maravillas,

inmenso es Su amor.

 

Unidos como hermanos,

venimos a Tu altar,

que llenes nuestras vidas,

de amor y de amistad.

 

Juan A. Espinosa, ℗ 2011 OCP. Usado con permiso.

 

Introducción

Todos se persignan con la señal de la cruz diciendo, “En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”.

Líder:                Alabemos a Dios, quien llena nuestros corazones y nuestro hogar con la paz.

Bendito sea Dios por siempre.

Todos responden:          Bendito sea Dios por siempre.

Canten o reciten el Gloria juntos:

 

                        Gloria a Dios en el cielo,

y en la tierra paz a los hombres que ama al Señor.

Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos,

te damos gracias,

Señor Dios, Rey celestial,

Dios Padre todopoderoso.

Señor, Hijo único, Jesucristo;

Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre;

tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros;

tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica;

tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros;

Porque sólo tú eres Santo,

sólo tú Señor,

sólo tú Altísimo, Jesucristo,

con el Espíritu Santo

en la gloria de Dios Padre.

Amén.

Líder:                Oremos.

Concédenos, Señor, Dios nuestro,

alegrarnos siempre en tu servicio,

porque la profunda y verdadera alegría

está en servirte siempre a ti,

autor de todo bien.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,

que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,

y es Dios por los siglos de los siglos.

Lecturas

Se recomienda que alguien que no sea el líder proclame las lecturas del día de una Biblia.  De lo contrario, las lecturas diarias se pueden encontrar en http://www.usccb.org/bible/lecturas/

Primera Lectura:            Proverbios 31, 10-13. 19-20. 30-31

Salmo Responsorial:    Salmo 127, 1-2. 3. 4-5

Respuesta (todos juntos): Dichoso el que teme al Señor.

Dichoso el que teme al Señor

y sigue sus caminos:
comerá del fruto de su trabajo,

será dichoso, le irá bien.

Respuesta (todos juntos): Dichoso el que teme al Señor.

Su mujer como vida fecunda,

en medio de su casa;

sus hijos, como renuevos de olivo,

alrededor de su mesa.

Respuesta (todos juntos): Dichoso el que teme al Señor.

Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor:
“Que el Señor te bendiga desde Sión,

que veas la prosperidad de Jerusalén

todos los días de tu vida”.

Respuesta (todos juntos): Dichoso el que teme al Señor.

Segunda Lectura:        1 Tesalonicenses 5, 1-6

Evangelio (Todos se ponen de pie para la lectura del Evangelio. Un laico omite el saludo, “El Señor esté con ustedes” y procede a “Una lectura del santo Evangelio según San…”): Mateo 25, 14-30

Reflexión sobre las lecturas                                               

Esta semana tenemos una reflexión de Joe Bland, Asociado Pastoral de la Iglesia Católica Santa María del Bosque en Whitesville, Kentucky. Joe escribe reflexiones semanales (en inglés) sobre las lecturas del siguiente domingo. Si le gustaría ser añadido a su lista de correos electrónicos, comuníquese con él en joe.bland@stmarywoods.com.

“Ustedes saben perfectamente que el día del Señor llegará como un ladrón en la noche… de repente vendrá sobre ellos la catástrofe, como de repente le vienen a la mujer encinta los dolores del parto, y no podrán escapar”. (1 Tesalonicenses 5, 2-3)

¿Qué significa estar en la oscuridad o en la luz, despiertos o dormidos?

Nadie está listo para “esa llamada”. Si no saben de lo que estoy hablando, me refiero a esa llamada que se recibe cuando un ser querido ha fallecido repentinamente. Para algunos de ustedes podría ser la pérdida de un trabajo, para otros, su pareja dice que quiere un divorcio o un noviazgo termina de repente. Nunca ponemos la tragedia en el calendario al comienzo de la semana.

He tenido varios de esos eventos en mi vida tanto personales con eventos familiares como profesionales cuando uno de mis estudiantes falleció repentinamente. Sin embargo, lo que he aprendido de estos momentos de tragedia es buscar al Señor, tratar de estar despierto a lo que pasaba a mi alrededor. Incluso con mis heridas de mi niñez, puedo mirar atrás con el Señor y con su gracia y ver dónde él estaba presente. La forma en que yo lo veo es que “el día del Señor” puede no significar simplemente el “fin de los tiempos” en todos los casos. El día del Señor podría ser un evento que nos despierte. Los Evangelios nos recuerdan que el Reino de Dios está entre nosotros, está cerca, lo suficientemente cerca como para tocarlo.

Una crisis puede ser un momento oscuro en nuestra vida y “el día del Señor” nos puede tomar desprevenido. Sin embargo, si nos quedamos atrapados en la oscuridad, podríamos perder la buena obra del Señor. Su buena obra puede comenzar con una crisis.

Estar despiertos o ser hijos de la luz significa ver las cosas como son a través de los ojos de Dios. Estar despiertos significa dejar que este mundo sea una ventana al mundo invisible, ver al artista detrás de la obra (ver Sabiduría 13, 1).

Debemos recordar como cristianos católicos que el mayor regalo que jamás se nos ha dado comenzó con la mayor tragedia, la mayor oscuridad. La Pasión no fue algo fácil de soportar para Jesús. Incluso la tragedia del Viernes Santo tuvo la oscuridad del sepulcro del Sábado Santo. Sin embargo, ¡hubo una resurrección! Tiene que haber una muerte para tener una resurrección. La madre en el parto muere para sí misma para dar a luz al hermoso niño. Dios mismo pasó por los dolores de parto de la muerte para dar a luz a la Iglesia, para hacernos hijos de Dios. Por lo tanto, para tener una resurrección, uno debe tener una “muerte”. Mi esperanza para ustedes es que no se pierdan un acto salvador o una buena obra de Dios si comienza con una crisis. Recuerden que las buenas obras comienzan con las contracciones.

Irónicamente, todo este año se ha sentido como dolores de parto. Una persona sabia verá esto como el comienzo de una buena obra de Dios. Una persona sabia (una que está despierta – ver Efesios 5, 14) buscará el fruto que vendrá de estos eventos. Quien está en la oscuridad o dormido tiene tanto miedo de morir que ha olvidado cómo vivir. Queremos que nuestras vidas den fruto, pero realmente deberíamos desear que nuestras muertes den fruto aún más. Dios desea que nuestras vidas y nuestras muertes den fruto, así como Jesús dio fruto.

Por lo tanto, ¡mantengámonos despiertos y vivamos sobriamente! Nunca se sabe cuándo vendrá “esa llamada”.

“En el atardecer de la vida, seremos juzgados en el amor”. – San Juan de la Cruz

Bendiciones en su semana.

Además, también puede encontrar reflexiones en inglés en video de la USCCB sobre las lecturas aquí: http://www.usccb.org/bible/reflections/.

Tomen un período de silencio para reflexionar sobre la Palabra de Dios. A lo mejor les gustaría hacer las siguientes preguntas:

                        ¿Qué palabra o frase toca su corazón?

                        ¿Cómo pueden aplicar este mensaje a su vida diaria?

Oración de los fieles

Líder:                Demos gloria al gran Dios, presentando nuestras necesidades con confianza.

Ustedes o los miembros de su familia pueden ser invitados a decir sus intercesiones en voz alta, a lo que todos responden: “Señor, escucha nuestra oración”.  Sería bueno incluir una oración por el fin de la pandemia del coronavirus y un regreso a la Eucaristía dominical pública.

Líder:                Dios de infinita misericordia, escucha las oraciones de tu pueblo, que alaba todas las cosas buenas que vienen de ti, por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Respuesta:        Amén.

Comunión espiritual

Creo, Jesús mío,

que estás real y verdaderamente presente

en el Santísimo Sacramento del Altar.

Te amo sobre todas las cosas

y deseo, en este momento, recibirte sacramentalmente,

más ya que no puedo

hacerlo sacramentalmente,

ven, por lo menos, espiritualmente a mi corazón.

Te abrazo como si ya estuvieras ahí, y me uno completamente a ti.

No permitas que me separe de tí. Amén.

Acto de Acción de Gracias

Hagan una oración de acción de gracias. Esta puede ser su propia oración personal de acción de gracias, un cántico de alabanza de las Escrituras, o pueden elegir uno de los siguientes Salmos: Salmo 100; Salmo 113; Salmo 118, 1-4. 19-29; Salmo 136; Salmo 150

Rito de conclusión

En solidaridad con nuestra diócesis, aquí podrían incluir la oración del Papa Francisco a María por la protección contra el coronavirus encontrada al comienzo del Suplemento de Oración de la Diócesis de Owensboro.

Líder:                El Señor nos bendiga, y nos guarde de todo mal, y nos lleve a la vida eterna.

Todos se persignan con la señal de la cruz.

Respuesta:        Amén.

Como una opción aquí, podrían agregar “Démonos un signo de la paz” extendiendo un signo de la paz de Cristo a sus seres queridos mediante un abrazo, un beso o lo que sea más apropiado para su situación.

Himno

Gracias, Señor

            Escuchen el canto en YouTube aquí

 

Hoy Señor, te damos gracias

Por la vida, la tierra y el sol.

Hoy Señor, queremos cantar

las grandezas de tu amor.

 

Gracias, Padre, mi vida es Tu vida,

Tus manos amasan mi barro,

mi alma es Tu aliento divino,

Tu sonrisa en mis ojos está.

 

Gracias, Padre, Tú guías mis pasos,

Tú eres la luz y el camino,

conduces a Ti mi destino

como llevas los ríos al mar.

 

Gracias Padre, me hiciste a tu imagen,

y quieres que siga tu ejemplo,

brindando mi amor al hermano,

construyendo un mundo de paz.

 

Cesáreo Gabaráin, ℗ 2011 OCP. Usado con permiso.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Extractos de la traducción al español del Misal Romano, tercera edición © 2014, USCCB – Conferencia Episcopal Mexicana. Todos los derechos reservados.

Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Usado con permiso. Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este texto puede reproducirse por ningún medio sin permiso por escrito del propietario de los derechos de autor.