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Liturgia de la Palabra
La Solemnidad de la Natividad del Señor
Himno
Venid, Fieles Todos
Escuchen el canto en YouTube aquí
Venid, fieles todos, a Belén vayamos
gozosos, triunfantes y llenos de amor,
y al rey de los cielos humilde veremos.
Venid, adoremos, venid, adoremos,
venid, adoremos a Cristo el Señor.
En pobre pesebre yace él reclinado,
al mundo ofreciendo eterna salvación.
Al santo Mesías, el Verbo humanado,
Cantad jubilosas, celestes criaturas:
resuenen los cielos con vuestra canción.
¡Al Dios bondadoso gloria en las alturas!
John F. Wade. Juan Cabrera Bautista. ℗ 2011 OCP. Usado con permiso.
Introducción
Todos se persignan con la señal de la cruz diciendo, “En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”.
Líder: Alabemos a Dios, quien llena nuestros corazones y nuestro hogar con la paz.
Bendito sea Dios por siempre.
Todos responden: Bendito sea Dios por siempre.
Canten o reciten el Gloria juntos:
Gloria a Dios en el cielo,
y en la tierra paz a los hombres que ama al Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos,
te damos gracias,
Señor Dios, Rey celestial,
Dios Padre todopoderoso.
Señor, Hijo único, Jesucristo;
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre;
tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica;
tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros;
Porque sólo tú eres Santo,
sólo tú Señor,
sólo tú Altísimo, Jesucristo,
con el Espíritu Santo
en la gloria de Dios Padre.
Amén.
Líder: Oremos.
Señor Dios, que de manera admirable creaste la naturaleza humana
y, de modo aún más admirable, la restauraste,
concédenos compartir la divinidad
de aquel que se dignó
compartir nuestra humanidad.
Él que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios por los siglos de los siglos.
Lecturas
Se recomienda que alguien que no sea el líder proclame las lecturas del día de una Biblia. De lo contrario, las lecturas diarias se pueden encontrar en http://www.usccb.org/bible/lecturas/.
Nota: A continuación, se muestran las lecturas para la Misa de Navidad durante el día, pero si están rezando esto en la víspera de Navidad, la mañana de Navidad o la noche de Navidad, hay diferentes lecturas que pueden usarse en su lugar. Estos se pueden encontrar en el sitio web de la USCCB. aquí.
Primera Lectura: Isaías 52, 7-10
Salmo Responsorial: Salmo 97, 1. 2-3ab. 3cd-4. 5-6.
Respuesta (todos juntos): Toda la tierra ha visto al Salvador.
Cantemos al Señor un canto nuevo,
pues ha hecho maravillas.
Su diestra y su santo brazo
le han dado la victoria.
Respuesta (todos juntos): Toda la tierra ha visto al Salvador.
El Señor ha dado a conocer su victoria,
y ha revelado a las naciones su justicia.
Una vez más ha demostrado Dios
su amor y su lealtad hacia Israel.
Respuesta (todos juntos): Toda la tierra ha visto al Salvador.
La tierra entera ha contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Que todos los pueblos y naciones
aclamen con júbilo al Señor.
Respuesta (todos juntos): Toda la tierra ha visto al Salvador.
Cantemos al Señor al son del arpa,
suenen los instrumentos.
Aclamemos al son de los clarines
al Señor, nuestro rey.
Respuesta (todos juntos): Toda la tierra ha visto al Salvador.
Segunda Lectura: Hebreos 1, 1-6
Evangelio (Todos se ponen de pie para la lectura del Evangelio. Un laico omite el saludo, “El Señor esté con ustedes” y procede a “Una lectura del santo Evangelio según San…”): Juan 1, 1-18
Reflexión sobre las lecturas
Reflexión para la Navidad del Obispo William Medley:
“Adeste fideles” [Venid, fieles todos] es el himno tradicional que abre la liturgia de la Nochebuena y de la mañana de Navidad en las iglesias cristianas de todo el mundo. La letra nos convoca con alegría y triunfo a entrar en el espíritu de Belén en esa primera mañana de Navidad. Como alguien que durante 38 años ha tenido el privilegio de convocar a los fieles a la liturgia navideña, puedo decirles que el canto evoca lágrimas en muchos. Uno ve a hombres y mujeres de todas las edades secándose una lágrima.
Pero este año, Navidad 2020, muchos no podrán venir. Este año y esta temporada son una época de pandemia y una época en la que muchos deben evitar con prudencia los grupos de personas reunidas. Incluso para aquellos que están bien y pueden asistir a la Misa, no sabemos de un día o de una semana al siguiente si las congregaciones de las iglesias pueden reunirse.
La invitación del canto sigue siendo relevante si podemos reunirnos con las familias de nuestra iglesia, o si nos encontramos en casa con nuestra familia, o si, como es cierto para muchos, estar en casa significa estar solo. En nuestro corazón todavía podemos venir y adorarle a Cristo el Señor.
Este año puede ser único (seguramente esperamos que sea) ya que nos enfrentamos a las restricciones en nuestras reuniones como iglesias e incluso como familias, pero ciertamente no somos las primeras personas que no pueden estar donde queremos estar en Navidad. Pensamos en los soldados a lo largo de los siglos separados de sus familias en tiempos de guerra. Pensamos en personas que han pasado la Navidad en hospitales y hogares de ancianos. Pensamos en prisioneros. Podríamos pensar en alguien separado o marginado de aquellos con quienes le gustaría compartir el día especial.
“Venid, adoremos, venid, adoremos, venid, adoremos a Cristo el Señor”. Dondequiera que estemos, es un lugar bueno y apropiado para adorar al Señor.
“Venid, fieles todos” no es el único villancico que podría consolarnos y dirigir nuestra oración y nuestros pensamientos navideños. No es el único que podría hacernos llorar. “Noche de paz, noche de amor; todo duerme en derredor”. Cuando cantamos las palabras de este villancico somos llevados a Belén y las imágenes pacíficas que evocan nuestras escenas del pesebre. Sin embargo, haríamos bien en considerar que para una joven María y José que enfrentan el nacimiento de su primer hijo en un granero, sus pensamientos pueden no haber sido de paz celestial. Me consuela que tal vez la llegada de los pastores haya disipado algunas ansiedades y sentimientos de soledad. En general, la llegada de los pastores, que vivían y dormían en los campos con sus rebaños, puede que no fuera un pensamiento reconfortante, pero todos podemos recordar momentos de soledad en los que la presencia de cualquier persona, incluso de extraños descuidados, sería bienvenida.
Los villancicos evocan nuestras emociones humanas, y la Navidad, igualmente, sobre todas las demás fiestas y días festivos, hace lo mismo. En la memoria de la mayoría de nosotros podríamos recordar una Navidad de alegría sin igual, y eso podría ser tan simple como recordar una bicicleta nueva y brillante o una muñeca especial. También la memoria hay recuerdos de una primera Navidad después del fallecimiento de un ser querido o después del divorcio. Cantar las palabras “todo duerme en derredor” en realidad podría provocar lo que significan las palabras, aunque sea por un momento.
La época navideña y los villancicos también deben nos recuerdan que la buena nueva del nacimiento de Cristo es la Buena Nueva que debemos compartir. Esto no es un secreto. Si tienen la suerte de estar con niños esta Navidad, tómense un momento para volver a contar la historia. Quizás puedan usar las figuras de la Natividad en el nacimiento de su casa o incluso una tarjeta de Navidad. La historia se cuenta sola a medida que explicamos a los personajes de las escenas. Sé que muchas familias tienen la tradición de leer cada año el libro sobre Santa Claus en inglés llamado “Twas the Night before Christmas” [Era la noche antes de Navidad]. Esta es una buena tradición, pero esperamos que todos los niños sepan tanto de Jesús como de Santa Claus.
Ese pensamiento me recuerda dos villancicos adicionales. “Vamos todos a Belén” nos recuerda que debemos adorar al Señor nuestro Redentor. Muchas Misas navideñas nos envían a proclamar la alegría de que “Un niño nos ha nacido”. Estas palabras son palabras de evangelización: “Era la Palabra, se hizo carne nuestra. Puso su morada en nuestro corazón. Un niño nos ha nacido, un Hijo se nos ha dado. Nueva luz nos ilumina: Ha nacido el Salvador”.
Ya sea que estemos solos, en casa o demasiado lejos de nuestros seres queridos, podemos prepararle un lugar en nuestro corazón.
Además, también puede encontrar reflexiones en inglés en video de la USCCB sobre las lecturas aquí: http://www.usccb.org/bible/reflections/.
Tomen un período de silencio para reflexionar sobre la Palabra de Dios. A lo mejor les gustaría hacer las siguientes preguntas:
¿Qué palabra o frase toca su corazón?
¿Cómo pueden aplicar este mensaje a su vida diaria?
Oración de los fieles
Líder: Demos gloria al gran Dios, presentando nuestras necesidades con confianza.
Ustedes o los miembros de su familia pueden ser invitados a decir sus intercesiones en voz alta, a lo que todos responden: “Señor, escucha nuestra oración”. Sería bueno incluir una oración por el fin de la pandemia del coronavirus y un regreso a la Eucaristía dominical pública.
Líder: Dios de infinita misericordia, escucha las oraciones de tu pueblo, que alaba todas las cosas buenas que vienen de ti, por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Respuesta: Amén.
Comunión espiritual
Creo, Jesús mío,
que estás real y verdaderamente presente
en el Santísimo Sacramento del Altar.
Te amo sobre todas las cosas
y deseo, en este momento, recibirte sacramentalmente,
más ya que no puedo
hacerlo sacramentalmente,
ven, por lo menos, espiritualmente a mi corazón.
Te abrazo como si ya estuvieras ahí, y me uno completamente a ti.
No permitas que me separe de tí. Amén.
Acto de Acción de Gracias
Hagan una oración de acción de gracias. Esta puede ser su propia oración personal de acción de gracias, un cántico de alabanza de las Escrituras, o pueden elegir uno de los siguientes Salmos: Salmo 100; Salmo 113; Salmo 118, 1-4. 19-29; Salmo 136; Salmo 150
Rito de conclusión
En solidaridad con nuestra diócesis, aquí podrían incluir la oración del Papa Francisco a María por la protección contra el coronavirus encontrada al comienzo del Suplemento de Oración de la Diócesis de Owensboro.
Líder: El Señor nos bendiga, y nos guarde de todo mal, y nos lleve a la vida eterna.
Todos se persignan con la señal de la cruz.
Respuesta: Amén.
Como una opción aquí, podrían agregar “Démonos un signo de la paz” extendiendo un signo de la paz de Cristo a sus seres queridos mediante un abrazo, un beso o lo que sea más apropiado para su situación.
Himno
Un Niño Nos Ha Nacido
Escuchen el canto en YouTube aquí
Un niño nos ha nacido, un Hijo se nos ha dado.
Nueva luz nos ilumina: Ha nacido el Salvador.
Antes de la aurora el Padre lo engendró.
Tiene el principado, la gloria y el poder.
Era la Palabra, se hizo carne nuestra.
Puso su morada en nuestro corazón.
Hemos recibido la gracia y la verdad.
Nos ha revelado la intimidad de Dios.
Alberto Taulé. ℗ 2011 OCP. Usado con permiso.
Extractos de la traducción al español del Misal Romano, tercera edición © 2014, USCCB – Conferencia Episcopal Mexicana. Todos los derechos reservados.
Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Usado con permiso. Traducido por Patti Gutiérrez. Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este texto puede reproducirse por ningún medio sin permiso por escrito del propietario de los derechos de autor.