Coronación de la Bienaventurada Virgen María

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Coronación de la Bienaventurada Virgen María dentro de una

Celebración de la Palabra de Dios en casa para el mes de mayo

Mayo es un mes de especial devoción a nuestra Madre Santísima. La coronación de una imagen de la Santísima Virgen María ha sido una devoción católica de larga tradición. Aunque es una costumbre practicar esta devoción como familia parroquial, también podemos llevarlo a cabo dentro de nuestras propias familias, la iglesia doméstica.

Antes de proseguir, tómense un momento para prepararse. Necesitarán una Biblia, una estatua (o una pequeña figura, un cuadro, etc.) de la Santísima Virgen y una corona o diadema (esto se puede hacer a mano). Necesitarán dos coronas si la imagen es de María y del niño Jesús. Tradicionalmente, las coronas se han hecho con flores. Podrían usar cualquier tipo de flores que crecen en su jardín. Crear una corona de flores silvestres puede incluso ser un proyecto divertido para hacer en familia antes de este servicio de oración (hagan clic aquí para un tutorial en video de Catholic Icing para hacer una corona simple). Si las flores no son una opción, consideren qué otros materiales pueden tener en su hogar que se pueden convertir en una corona (hilo o tela hermosa, por ejemplo). También podrían adornar el área con velas y flores adicionales para crear un ambiente sagrado. 

Himno Mariano

Oh María, Madre mía

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Oh María, Madre mía

oh consuelo del mortal:

amparadme y guiadme

a la patria celestial.

 

  1. Con el ángel de María

las grandezas celebrad.

Transportados de alegría

sus finezas publicad.

 

  1. Salve, júbilo del cielo,

del Excelso dulce imán;

Salve hechiza de este suelo,

triunfadora de Satán.

 

  1. Quien a Tí ferviente clama

halla gloria en el pesar,

pues tu nombre luz derrama,

gozo y bálsamo sin par.

 

Paul Gibson, Canto Tradicional, ℗ 2011 OCP. Usado con permiso.

 

Líder:                         En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.

Todos responden:      Amén.

Invitación a la oración

Líder:                          Vengan y adoremos a Cristo, el Hijo de María.

Todos responden:      Alabemos y demos gracias al Señor al conmemorar este día de la Santísima Virgen María.

Introducción

Líder:              Nos hemos reunido para coronar esta imagen/estatua/escultura de la Virgen Madre de Dios. Al comenzar esta celebración, estemos atentos y escuchemos la palabra de Dios con fe.

Esta ceremonia tiene una lección que nos enseña algo del Evangelio: que los más grandes en el reino de los cielos son aquellos que son los primeros en servir y amar.

Nuestro Señor mismo no vino para ser servido, sino para servir; atrajo todas las cosas a sí mismo cuando fue levantado de la tierra, y reinó desde el árbol de la cruz por el poder de la bondad y el amor.

Y nuestra Señora, cuya gloria proclamamos hoy, fue la humilde sierva del Señor cuando estuvo en la tierra: se entregó por completo a su Hijo y su obra; con él, y bajo él, ella fue un instrumento de nuestra redención.

Ahora, en la gloria del cielo, ella sigue siendo la portadora de Dios para los hermanos y hermanas de Cristo: se preocupa por su salvación eterna; ella es ministro de santidad y reina del amor.

Oremos.

Oh Dios,

ya que nos has dado a María, la Madre de tu Hijo,

para ser nuestra madre y nuestra reina

concede que nosotros, que hemos venido aquí para coronar su imagen,

podamos alcanzar la gloria de tus hijos en el reino de los cielos.

Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.

Todos responden:      Amén.

Lecturas

Primera Lectura:           Apocalipsis 11, 19; 12, 1-6. 10

Salmo Responsorial:     1 Samuel 2, 1. 4-5. 6-7. 8

  1. Mi corazón se alegra en Dios, mi salvador.

Entonces Ana pronunció este cántico:

“Mi corazón se alegra en el Señor,

en Dios me siento yo fuerte y seguro.

Ya puedo responder a mis contrarios,

pues eres tú, Señor, el que me ayuda.

  1. Mi corazón se alegra en Dios, mi salvador.

El arco de los fuertes se ha quebrado,

los débiles se ven de fuerzas llenos.

Se ponen a servir por un mendrugo los antes satisfechos;

y sin tener que trabajar, pueden saciar su hambre los hambrientos.

Siete veces da a luz la que era estéril

y la fecunda ya dejó de serlo.

  1. Mi corazón se alegra en Dios, mi salvador.

Da el Señor muerte y vida,

deja morir

y salva de la tumba;

él es quien empobrece y enriquece,

quien abate y encumbra.

  1. Mi corazón se alegra en Dios, mi salvador.

El levanta del polvo al humillado,

al oprimido saca de su oprobio,

para hacerlo sentar entre los príncipes

en un trono glorioso.

  1. Mi corazón se alegra en Dios, mi salvador.

Evangelio:         Juan 19, 25-27

Rito de coronación

Acción de Gracias e Invocación

El líder se para ante la imagen de la Madre de Dios y recita la oración de acción de gracias e invocación con todos los presentes.

Líder:                         Señor, te bendecimos, tú que eres fuente de misericordia y justicia:

humillas a los soberbios y exaltas a los humildes.

Todos responden:      Nos diste el más alto ejemplo de tu sabiduría divina

en el misterio del Verbo hecho carne y de su Virgen Madre.

Líder:                         Tu Hijo, humillado por la muerte, se levantó glorioso a tu diestra,

el Rey de toda la creación.

Todos responden:      La Virgen, quien reconoció ser esclava del Señor,

se convirtió en la Madre de nuestro Redentor y de los renacidos en su Hijo.

Ahora, elevada sobre los ángeles, reza por todos:

la reina de la misericordia y la gracia.

Líder:                         Bendícenos ahora que coronamos esta imagen de la Madre de tu Hijo (de

Cristo y su madre).

Todos responden:      Confesamos que Cristo es el Rey de la creación e invocamos a

María, nuestra Reina. Que caminemos a su semejanza, desgastándonos

nosotros mismos por el bien de los demás. Contentos con nuestro llamado en esta vida, que algún día podamos escuchar tu voz invitándonos a tomar nuestro lugar en el cielo y así recibir la corona de la victoria.

Coronación

Alguien coloca la corona en la imagen de María. Si la imagen es de María y del niño Jesús, la imagen de Cristo se corona antes que la de la Virgen María. Mientras se corona la imagen, se canta un canto apropiado.

Madre, Óyeme

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Madre óyeme, mi plegaria es un grito en la noche

Madre guíame en la noche de mi juventud.

 

Madre sálvame, mil peligros acechan mi vida

Madre lléname, de esperanza, de amor y de fe.

 

Madre guíame, en las sombras no encuentro el camino

Madre llévame, que a tu lado feliz estaré

 

Madre una flor, una flor con espinas que es bella

Madre un amor, un amor que ha empezado a nacer

 

Madre sonreír, sonreír aunque llore en el alma

Madre construir, caminar aunque vuelva a caer.

 

Madre solo soy el anhelo y la carne que lucha

Madre tuyo soy, en tus manos me vengo a poner

 

Madre óyeme, mi plegaria es un grito en la noche

Madre guíame en la noche de mi juventud.

 

Cesáreo Gabaráin, ℗ 2011 OCP. Usado con permiso.

 

Letanía de la Santísima Virgen María

Después de la coronación, se canta o recita la letanía de la Santísima Virgen María. El líder canta o recita las invocaciones, y todos responden.

Líder:                                                  Todos responden:

Señor, ten piedad                                 Señor, ten piedad.

Cristo, ten piedad                                 Cristo, ten piedad.

Señor, ten piedad                                 Señor, ten piedad.

 

Dios, Padre celestial,                            ten piedad de nosotros.

Dios, Hijo, Redentor del mundo           

Dios, Espíritu Santo                             

Santísima Trinidad, un solo Dios           

 

Santa María,                                         ruega por nosotros.

Santa Madre de Dios,                          

Santa Virgen de las Vírgenes,

 

Madre de Cristo,

Madre de la Iglesia,

Madre de la divina gracia,

 

Madre purísima,

Madre castísima,

Madre siempre virgen,

 

Madre inmaculada,

Madre amable,

Madre admirable,

 

Madre del buen consejo,

Madre del Creador,

Madre del Salvador,

 

Madre de misericordia,

Virgen prudentísima,

Virgen digna de veneración,

 

Virgen digna de alabanza,

Virgen poderosa,

Virgen clemente,

 

Virgen fiel,

Espejo de justicia,

Trono de la sabiduría,

 

Causa de nuestra alegría,

Vaso espiritual,

Vaso digno de honor,

Vaso de insigne devoción,

Rosa mística,

Torre de David,

 

Torre de marfil, 

Casa de oro, 

Arca de la Alianza, 

 

Puerta del cielo, 

Estrella de la mañana, 

Salud de los enfermos, 

 

Refugio de los pecadores, 

Consoladora de los afligidos, 

Auxilio de los cristianos, 

 

Reina de los Ángeles, 

Reina de los Patriarcas, 

Reina de los Profetas, 

 

Reina de los Apóstoles, 

Reina de los Mártires,

Reina de los Confesores, 

 

Reina de las Vírgenes, 

Reina de todos los Santos, 

Reina concebida sin pecado original, 

 

Reina asunta a los Cielos, 

Reina del Santísimo Rosario, 

Reina de la familia, 

Reina de la paz.

 

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,        perdónanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,        escúchanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,        ten misericordia de nosotros.

 

Líder: Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.

Todos responden: Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

 

El líder concluye la Letanía con la siguiente oración:

 

Líder: Te rogamos nos concedas, Señor Dios nuestro,

gozar de continua salud de alma y cuerpo,
y por la gloriosa intercesión

de la bienaventurada siempre Virgen María,

vernos libres de las tristezas de la vida presente

y disfrutar de las alegrías eternas.  Por Cristo nuestro

Señor.

 

Todos responden: Amén.

Himno Mariano

Santa María del Camino

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Mientras recorres la vida

tú nunca solo estás,

contigo por el camino

Santa María va.

 

Ven con nosotros a caminar

Santa María, ven.

 

Aunque te digan algunos

que nada puede cambiar,

lucha por un mundo nuevo,

lucha por la verdad.

 

Aunque parezcan tus pasos

inútil caminar,

tú vas haciendo caminos

otros los seguirán.

 

Juan A. Espinosa, ℗ 2011 OCP. Usado con permiso.

Adaptado por la Oficina de Culto de la Diócesis de Owensboro de The Rites of the Catholic Church Volume II y traducido por Patti Gutiérrez.