La Vigilia Pascual

Hagan clic aquí para descargar una versión pdf de esta liturgia para imprimir.

Liturgia en la Casa

Antes de empezar:

Preparen un espacio sagrado y de alegría. El color litúrgico es blanco u dorado. Quizás puedan empezar con poca luz o las luces bajas y encender más luces durante todo el servicio con la mayor cantidad de luces en momento de leer el Evangelio. Enciendan una vela en el centro de su mesa para representar la vela pascual que se enciende en la Misa de esta noche. Podrían usar una de las velas bendecidas que recibieron en la Misa de la Candelaria.

Líder:    En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Hermanos, en esta noche santa, en que nuestro Señor Jesucristo pasó de la muerte a la vida, la Iglesia invita a todos sus hijos, diseminados por el mundo, a que se reúnan para velar en oración. Conmemoremos, pues, juntos la Pascua del Señor, escuchando su palabra y celebrando sus misterios, con la esperanza cierta de participar también en su triunfo sobre la muerte y de vivir con él para siempre en Dios.

Encienden la vela en su mesa, diciendo:

Luz de Cristo. Demos Gracias a Dios.

La Liturgia de la Palabra:

Líder:                Hermanos, habiendo iniciado solemnemente la Vigilia Pascual, escuchemos con recogimiento la palabra de Dios. Meditemos cómo, en la antigua alianza, Dios salvó a su pueblo y en la plenitud de los tiempos, envió al mundo a su Hijo para que nos redimiera. Oremos para que Dios lleve a su plenitud la obra de la redención realizada por el misterio pascual.

Si varias personas participan en su liturgia en el hogar, pueden asignar las siguientes lecturas a diferentes personas para que sean leídas de la Biblia familiar.

Lectura I: Génesis 1, 1 – 2, 2

Salmo Responsorial: Salmo 103, 1-2a. 5-6. 10 y 12. 13-14. 24 y 35c.

  1. Bendice al Señor, alma mía.
    Bendice al Señor, alma mía;
    Señor y Dios mío, inmensa es tu grandeza.
    Te vistes de belleza y majestad,
    la luz te envuelve como un manto.
    R. Bendice al Señor, alma mía.
    Sobre bases inconmovibles
    asentaste la tierra para siempre.
    con un vestido de mares la cubriste
    y las aguasen los montes concentraste.
    R. Bendice al Señor, alma mía.
    En los valles hacer brotar las fuentes,
    que van corriendo entre montañas;
    junto al arroyo vienen a vivir las aves,
    que cantan entre las ramas.
    R. Bendice al Señor, alma mía.
    Desde tu cielo riegas los montes
    y sacias la tierra del fruto de tus manos;
    haces brotar hierba para los ganados
    y pasto para los que sirven al hombre.
    R. Bendice al Señor, alma mía.
    ¡Que numerosas son tus obras, Señor,
    y todas las hiciste con maestría!
    La tierra está llena de tus creaturas.
    Bendice al Señor, alma mía
    R. Bendice al Señor, alma mía. 

Líder:                Oremos. Dios nuestro, que de modo admirable creaste al hombre y de modo más admirable aún lo redimiste, concédenos sabiduría de espíritu para resistir a los atractivos del pecado y poder llegar así a las alegrías eternas. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Lectura II: Génesis 22, 1-18

Salmo Responsorial: Salmo 15, 5 y 8. 9-10. 11

  1. Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti.
    El Señor es la parte que me ha tocado en herencia:
    mi vida está en tus manos.
    Tengo siempre presente al Señor,
    y con él a mi lado, jamás tropezaré.
    R. Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti.
    Por eso se me alegran el corazón y el alma
    y mi cuerpo vivirá tranquilo,
    porque tú no me abandonarás a la muerte,
    ni dejarás que sufra yo la corrupción.
    R. Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti.
    Enseñame el camino de la vida,
    sáciame de gozo en tu presencia
    y de alegría perpetua junto a ti.
    R. Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti.

Líder:                Oremos. Dios nuestro, excelso Padre de los creyentes, que por medio de la gracia de la adopción y por el misterio pascual sigues cumpliendo la promesa hecha a Abraham de multiplicar su descendencia por toda la tierra y de hacerlo el padre de todas las naciones, concede a tu pueblo responder dignamente a la gracia de tu llamada. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Lectura III: Éxodo 14, 15—15, 1

Salmo Responsorial: Éxodo 15, 1-2. 3-4. 5-6. 17-18

  1. Alabemos Señor por su victoria.
    Cantamos al Señor, sublime es su victoria:
    caballos y jinetes arrojó en el mar.
    Mi fortaleza y mi canto es el Señor,
    él es mi salvación;
    él es mi Dios, y yo lo alabaré,
    es el Dios de mis padres, y yo le cantaré.
    R. Alabemos Señor por su victoria.
    El Señor es un guerrero, su nombre es el Señor.
    Precipitó en el mar los carros del faraón
    y a sus guerreros;
    ahogó en el mar Rojo a sus mejores capitanes.
    R. Alabemos Señor por su victoria.
    Las olas los cubrieron,
    cayeron hasta el fondo, como piedras.
    Señor, tu diestra brilla por su fuerza,
    tu diestra, Señor, tritura el enemigo.
    R. Alabemos Señor por su victoria.
    Tú llevas a tu pueblo
    plantarlo en el monte que le diste en herencia,
    en el lugar que convertiste en tu morada,
    en el santuario que construyeron tus manos.
    Tú, Señor, reinarás para siempre.
    R. Alabemos Señor por su victoria.

Líder:                Oremos. Dios nuestro, que manifestaste a la luz del Nuevo Testamento el sentido profundo de los prodigios realizados en los tiempos antiguos, dejándonos ver en el paso del Mar Rojo, una imagen del Bautismo y en el pueblo liberado de la esclavitud, un anuncio de los sacramentos del pueblo cristiano, haz que todos los hombres, mediante la fe, participen del privilegio del pueblo elegido y sean regenerados por la acción santificadora de tu Espíritu. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Lectura IV: Isaías 54, 5-14

Salmo Responsorial: Salmo 29, 2 y 4. 5-6. 11 y 12a y 13b.

  1. Te alabaré, Señor, eternamente.
    Te alabaré, Señor, pues no dejaste
    que se rieran de mí mis enemigos.
    Tú, Señor, me salvaste de la muerte
    y a punto de morir, me reviviste.
    R. Te alabaré, Señor, eternamente.
    Alaben al Señor quienes lo aman,
    den gracias a su nombre,
    porque su ira dura un solo instante
    y su bondad, toda la vida.
    El llanto nos visita por la tarde;
    por la mañana, el júbilo.
    R. Te alabaré, Señor, eternamente.
    Escúchame, Señor, y compadécete;
    Señor, ven en mi ayuda.
    Convertiste mi duelo en alegría,
    te alabaré por eso eternamente.
    R. Te alabaré, Señor, eternamente.

Líder:                Oremos. Dios todopoderoso y eterno, multiplica, en honor a tu nombre, cuanto prometiste a nuestros padres en la fe y acrecienta la descendencia por ti prometida mediante la santa adopción filial, para que aquello que los antiguos patriarcas no dudaron que habría de acontecer, tu Iglesia advierta que ya está en gran parte cumplido. Por Jesucristo, nuestro Señor.  Amén.

Lectura V: Isaías 55, 1-11

Salmo Responsorial: Is 12, 2-3, 4bcd. 5-6

  1. Sacarán agua con gozo de la fuente de la salvación.
    El Señor es mi Dios y salvador,
    con él estoy seguro y nada temo.
    El Señor es mi protección y mi fuerza
    y ha sido mi salvación.
    Sacarán agua con gozo
    de la fuente de salvación.
    R. Sacarán agua con gozo de la fuente de la salvación.
    Den gracias al Señor,
    invoquen su nombre,
    cuenten a los pueblos sus hazañas,
    proclamen que su nombre es sublime.
    R. Sacarán agua con gozo de la fuente de la salvación.
    Alaben al Señor por sus proezas,
    anúncienlas a toda la tierra.
    Griten jubilosos, habitantes de Sión,
    porque el Dios de Israel
    ha sido grande con ustedes.
    R. Sacarán agua con gozo de la fuente de la salvación.

Líder:                Oremos. Dios todopoderoso y eterno, única esperanza del mundo, tú que anunciaste, por voz de los profetas, los misterios que estamos celebrando esta noche, multiplica en el corazón de tu pueblo los santos propósitos porque no podría ningún santo anhelo alcanzar crecimiento sin el impulso que procede de ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.  Amén.

Lectura VI: Baruc 3, 9-15. 32 – 4, 4

Salmo Responsorial: Salmo 18, 8. 9. 10. 11

  1. Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
    La ley del Señor es perfecta del todo
    y reconforto el alma;
    inmutables son las palabras del Señor
    y hacen sabio al sencillo.
    R. Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
    En los mandamientos del Señor hay rectitud
    y alegría para el corazón;
    son luz los receptos del Señor
    para alumbrar el camino.
    R. Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
    La voluntad del Señor es santa
    y para siempre estable;
    los mandamientos del Señor son verdaderos
    y enteramente justos.
    R. Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
    Más deseables que el oro y las piedras preciosas
    las normas del Señor,
    y más dulces que la miel
    de un panal que gotea.
    R. Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.

Líder:                Oremos. Dios nuestro, que haces crecer continuamente a tu Iglesia con hijos llamados de todos los pueblos, dígnate proteger siempre con tu gracia a quienes has hecho renacer en el bautismo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Lectura VII: Ezequiel 36, 16-17a. 18-28

Salmo Responsorial: Salmo 50, 12-13. 14-15. 18-19

  1. Crea en mí, Señor, un corazón puro.
    Crea en mí, Señor, un corazón puro,
    un espíritu nuevo para cumplir tus mandamientos.
    No me arrojes, Señor, lejos de ti,
    ni retires de mí ti santo espíritu.
    R.Crea en mí, Señor, un corazón puro.
    Devuélveme tu salvación, que regocija
    y mantén en mí un alma generosa.
    Enseñaré a los descarriados tus caminos
    y volverán a ti los pecadores.
    R. Crea en mí, Señor, un corazón puro.
    Tú, Señor, no te complaces en los sacrificios
    y si te ofreciera un holocausto, no lo agradaría.
    Un corazón contrito te presento,
    y a un corazón contrito, tú nunca lo desprecias.
    R. Crea en mí, Señor, un corazón puro.

Líder:                Oremos. Dios de inmutable poder y eterna luz, mira propicio el admirable misterio de la Iglesia entera y realiza serenamente, en virtud de tu eterno designio, la obra de la humana salvación; que todo el mundo vea y reconozca que los caídos se levantan, que se renueva lo que había envejecido y que, por obra de Jesucristo, todas las cosas concurren hacia la unidad que tuvieron en el origen. Él que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Epístola: Romanos 6, 3-11

Salmo Responsorial: Salmo 117, 1-2. 16ab-17. 22-23

  1. Aleluya, aleluya.
    Te damos gracias, Señor, porque eres bueno,
    porque tu misericordia es eterna.
    Diga la casa de Israel:
    “Su misericordia es eterna”.
    R. Aleluya, aleluya.
    La diestra del Señor es poderosa,
    la diestra del Señor es nuestra orgillo.
    No moriré, continuaré viviendo
    para contar lo que el Señor ha hecho.
    R. Aleluya, aleluya.
    La piedra que desecharon los constructores,
    es ahora la piedra angular.
    Esto es obra de la mano del Señor,
    es un milagro patente.
    R. Aleluya, aleluya.

Evangelio: Mateo 28, 1-10

La letanía de los santos:

Agreguen los nombres de sus santos patrones en la letanía.

Letanía de los Santos

Señor ten piedad de nosotros (Señor ten piedad de nosotros)

Cristo ten piedad de nosotros (Cristo ten piedad de nosotros)

Señor ten piedad de nosotros (Señor ten piedad de nosotros)

Santa María, Madre de Dios (Ruega por nosotros)

San Miguel (Ruega por nosotros)

Santos Ángeles de Dios (Rueguen por nosotros)

San Juan Bautista (Ruega por nosotros)

San José (Ruega por nosotros)

Santos Pedro y Pablo (Rueguen por nosotros)

San Andrés (Ruega por nosotros)

San Juan (Ruega por nosotros)

Santa María Magdalena (Ruega por nosotros)

San Esteban (Ruega por nosotros)

San Ignacio de Antioquia (Ruega por nosotros)

San Lorenzo (Ruega por nosotros)

Santas Perpetua y Felícitas (Rueguen por nosotros)

Santa Inés (Ruega por nosotros)

San Gregorio (Ruega por nosotros)

San Agustín (Ruega por nosotros)

San Atanasio (Ruega por nosotros)

San Basilio (Ruega por nosotros)

San Martín (Ruega por nosotros)

San Benito (Ruega por nosotros)

San Francisco y Domingo (Rueguen por nosotros)

San Francisco Javier (Ruega por nosotros)

San Juan María Vianney (Ruega por nosotros)

Santa Catalina de Siena (Ruega por nosotros)

Santa Teresa de Jesús (Ruega por nosotros)

Santos y Santas de Dios (Rueguen por nosotros)

Muéstrate propicio (Líbranos, Señor)

De todo mal (Líbranos, Señor)

De todo pecado (Líbranos, Señor)

De la muerte eterna (Líbranos, Señor)

Por tu encarnación (Líbranos, Señor)

Por tu muerte y resurrección (Líbranos, Señor)

Por el don del Espíritu Santo (Líbranos, Señor)

Nosotros que somos pecadores (Te rogamos, óyenos)

Para que te dignes comunicar tu propia vida a quienes has llamado al bautismo (Te rogamos, óyenos)

Jesús, Hijo del Dios vivo (Te rogamos, óyenos)

Cristo, óyenos (Oh Cristo, óyenos)

Cristo, escúchanos (Oh Cristo, escúchanos)

 

Canto gregoriano, ℗ 2011 OCP. Usado con permiso.

Líder:                Que tu eficacia, Dios todopoderoso y eterno, se manifieste en estos misterios, obra de tu amor. Que el espíritu de adopción descienda sobre los nuevos hijos que van a nacer de la fuente bautismal. Que tu poder dé eficacia a la acción de tu ministro.  Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Renovación de las promesas bautismales:

Líder:                Hermanos, por medio del Bautismo, hemos sido hechos partícipes del misterio pascual de Cristo; es decir, por medio del Bautismo, hemos sido sepultados con él en su muerte para resucitar con él a la vida nueva. Por eso, culminado nuestro camino cuaresmal, es muy conveniente que renovemos las promesas de nuestro Bautismo, con las cuales un día renunciamos a Satanás y a sus obras y nos comprometimos a servir a Dios, en la santa Iglesia católica.

Reciten el Credo de Nicea juntos como familia.

Creo en un solo Dios,

Padre todopoderoso,

Creador del cielo y de la tierra,

de todo lo visible y lo invisible.

Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos:

Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero,

engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho;

que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo,

(En las palabras que siguen, hasta e incluyendo “y se hizo hombre”, todos se inclinan).

y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre;

 

y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado,

y resucitó al tercer día,

según las Escrituras,

y subió al cielo,

y está sentado a la derecha del Padre;

 

y de nuevo vendrá con gloria

para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.

Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo,

con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas.

 

Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.

Oración de los fieles:

Líder:                Jesucristo, resucitado de entre los muertos, nos ha elevado a una nueva vida en Dios, ahora y siempre. En su santísimo nombre, oremos para que su glorioso triunfo sobre el pecado y la muerte sea nuestro en respuesta a estas peticiones.

Alguien que no sea el líder puede leer las siguientes peticiones:

Por la Iglesia Que seguiremos siendo instrumentos de la luz de Cristo para todos los que han vivido en las tinieblas, de esperanza para todos los que conocen el dolor y de amor para todos los que han sido rechazados… Roguemos al Señor…

  1. Señor, escucha nuestra oración.

Por toda la familia humana: Para que los que hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios reconozcamos nuestra identidad como pueblo de Dios y respetemos el don de la vida en los demás… Roguemos al Señor…

  1. Señor, escucha nuestra oración.

Por toda la creación: Que Dios nos guíe en la protección y preservación de la tierra que Dios vio que era buena, para que nuestros descendientes puedan compartir los generosos dones de Dios… Roguemos al Señor…

  1. Señor, escucha nuestra oración.

Por todos en esta comunidad: Que, renovados por la palabra de Dios, podamos ser fuertes en la fe, seguros en la esperanza y abundantes en el amor a Dios y al prójimo… Roguemos al Señor…

  1. Señor, escucha nuestra oración.

Por todos los que han muerto, especialmente (nombren aquellos que les gustaría recordar): Que se regocijen con nuestro Señor en el reino celestial… Roguemos al Señor…

  1. Señor, escucha nuestra oración.

Por las intenciones que ofrecemos en este momento (dejen tiempo para que los miembros de su familia compartan sus intenciones): …Roguemos al Señor…

  1. Señor, escucha nuestra oración.

El Padre nuestro: Recen el Padre nuestro juntos.

Canto Final:

Resucitó

Resucitó, resucitó,
Resucitó, ¡Aleluya!

Aleluya, aleluya,
Aleluya, ¡Resucitó!

 La muerte,
Dónde está la muerte,
Dónde está mi muerte,
Dónde su victoria.

Gracias,
Sean dadas al Padre,
Que nos pasó a Su Reino,
Donde se vive de Amor.

Alegría,
Alegría, hermanos,
Que si hoy nos queremos,
Es que Resucitó.

Kiko Argüello, ℗ 2011 OCP. Usado con permiso.

Fuentes:

  • United States Conference of Catholic Bishops http://usccb.org/
  • El Misal Romano, Tercera Edición
  • Himnario Flor y Canto, Tercera Edición de OCP
  • Maureen Briare, Pastoral Universitaria de la Universidad de Portland
  • One License https://www.onelicense.net/ – Licencia gratuita hasta el 15 de abril de 2020

Adaptado por la Oficina de Culto de la Diócesis de Owensboro a base de un recurso elaborado por Katrina Welborn, Directora de Música y Culto de la Parroquia Stella Maris de la Diócesis de Green Bay. Traducido por Patti Gutiérrez. Este documento solamente se utilizará durante el Triduo: el 9, 10, y 11 de abril de 2020. Esto se utilizará para una liturgia en el hogar durante la pandemia COVID-19 que impide la Misa pública.