Bishop’s Statement on Racism and Civil Unrest

I join with civic and religious leaders across the United States to pray for peace and healing as our nation faces yet another crisis of racism, violence, and distrust.  Yet again we are appalled at the violent death of an unarmed Black man at the hands of police.  This has happened all too often in our land; a land that we declare is grounded in justice for all.

I extend my prayers and concern for the family and community of Mr. George Floyd and for the repose of his soul.  The violence that led to his death was filmed for all to see and sadly looks all too familiar.  As noted by Archbishop José H. Gomez, the president of the United States Conference of Catholic Bishops, Mr. Floyd’s death was “senseless and brutal.”

I implore all to heed the calls for an end to the violence that has followed this tragedy.  Peaceful demonstrators and protestors have a proper and positive place in our society. It is urgent that our communities’ leaders listen and commit themselves to concrete actions to right the injustices that racism breeds; the most noteworthy among these being violence toward people of color.

The violence in American cities in recent days is self-destructive and self-defeating.  No good can come from violence and destruction.

I add my voice to the voices of law enforcement professionals calling for justice. They are rightly ashamed and saddened by recent events.  I believe that the vast majority of police men and women desire to serve and protect, and are to be commended for their generous service.

Let us as communities and as a nation now listen to the cries of those burdened every day by the sinful effects of racism. Together we can still build a more just society that will assure life, liberty, and equality for all.

Most Reverend William F. Medley
Bishop of the Diocese of Owensboro


Comunicado sobre el racismo y los disturbios civiles

2 de junio del 2020

Me uno a líderes cívicos y religiosos a través de los Estados Unidos para orar por la paz y por la sanación al momento en que nuestra nación enfrenta de nuevo otra crisis de racismo, violencia y desconfianza. Una vez más estamos horrorizados por la violenta muerte de un afroamericano desarmado a manos de la policía. Esto ha sucedió ya con mucha frecuencia en nuestra tierra, una nación que hemos declarado enraizada en la justicia para todos.

Extiendo mis oraciones y preocupación por la comunidad y la familia del señor George Floyd y por el descanso de su alma.  La violencia que llevó a su muerte fue grabada para todos observar y tristemente parece una escena muy familiar. Como ha dicho el Arzobispo José H. Gómez, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, la muerte del señor Floyd fue “sin sentido y brutal”.

Imploro a todos escuchar los ruegos por un fin a la violencia que ha seguido a esta tragedia. Manifestantes y quienes protestan pacíficamente, tiene un lugar apropiado y positivo en nuestra sociedad. Es urgente que los líderes de nuestras comunidades escuchen y se comprometan ellos mismos en acciones concretas para corregir las injusticias que dan pie al racismo; de más notoriedad entre estos,  el ser violentos contra personas de color.

La violencia en ciudades estadunidenses en días recientes es auto-destructiva. Nada bueno puede salir de la violencia y la destrucción.

Uno mi voz a las voces de los profesionales del cuidado del orden, haciendo un llamado a la justicia. Con derecho sienten vergüenza y tristeza por los eventos recientes.  Yo creo que la gran mayoría de la policía, hombres y mujeres, desean servir y proteger, y deben ser elogiados por este generoso servicio.

Que como comunidades y como nación, ahora escuchemos los llantos de aquellos cargados con el pecaminoso efecto del racismo a diario. Juntos aún podemos construir una sociedad más justa que puede garantizar la vida, libertad, y equidad para todos.

Mons. William F. Medley
Obispo de la Diócesis de Owensboro